Cuenta la leyenda, que una anciana se encontró en el monte con un joven, está
le preguntó qué de dónde era y a hacia donde iba, el joven le contestó que era
de Ruente y que se iba a Andalucía en busca de fortuna, a lo que la anciana le
contestó, “hay Ruente Ruente allí tengo yo una hija encantada en una fuente, si
esa fuente fuera mía, no me iba yo para Andalucía”.
El mozo no hizo caso de la anciana y siguió su camino hacia Andalucía. allí
estuvo un tiempo, pero como no pudo hacer dinero se volvió para su tierra.
De regreso, se volvió a encontrar en el mismo lugar del monte con la anciana,
está le preguntó, de dónde eres sevillano y él contestó de Ruente a lo que la
anciana respondió, “hay Ruente Ruente allí tengo yo una hija encantada en una
fuente, si esa fuente fuera mía, cuánto oro y plata yo le sacaría”. Esta vez el
joven se detuvo y la preguntó qué quería decir con esas palabras.
La anciana que era una Anjana, le dijo al muchacho, tienes que ir todas las
noches a la fuentona, hasta que consigas ver a mi hija, la Anjana que está allí
encantada.
Así lo hizo el mozo y una de esas noches se le apareció la Anjana y le digo
“sevillano sevillano si eres hombre leal yo te daré todas las noches una peseta y
un real”, pero ha de ser con la condición de que a nadie digas nada.
El joven, fue noche tras noche, haciendo buen caudal con las monedas de la
Anjana, pero la gente se daba cuenta de que gastaba mucho y una noche sus
amigos le emborracharon para conocer el origen de su fortuna y él les contó la
historia.
La noticia corrió por el pueblo y todos acudían a la fuente noche tras noche a ver
si conseguían ver a la Anjana y así hacerse ricos.
Pero la Anjana no volvió a aparecer nunca más.
Desde entonces y por capricho la Anjana hace que la Fuentona en ocasiones
deje de manar el agua.
La Anjana es el hada buena en la mitología cántabra. Es la protectora de las
gentes honradas, de los enamorados y de quienes se extravían en el bosque y
caminos. Físicamente es pequeña, esbelta, con cabellos largos, túnica,
sandalias y báculo. Suele habitar en el bosque, teniendo preferencia por las
fuentes y los manantiales.